ESTILOS DE CRIANZA

18.05.2012 16:47

      Cuando a lo largo de los años, las familias me piden consejo sobre lo mejor para sus hijos, sobre sueño, alimentación... me resulta difícil a veces, dar una respuesta única. Algo que tengo claro es que cada familia entendemos la educación de nuestros hijos de forma diferente, generalmente partimos de nuestra propia cultura, la de nuestro entorno más cercano, es decir la que nuestros padres y abuelos nos transmitieron a nosotros. El peso de los valores y creencias, así como las costumbre de cada  unidad familiar, son las que marcan su línea educativa a seguir. Existe mucha literatura y autores que tratan todo tipo de dificultades y estilos más adecuados sobre crianza infantil, pero no todos son validos y apropiados para difundir. Quiero decir con esto, que aunque los autores sean de reconocido prestigio, si los valores y estilos que difunden, no guardan relación con los nuestros propios, seremos incapaces de llevar a buen término sus doctrinas. La familia así  como el centro educativo, tiene un objetivo único, la felicidad del pequeño. Para que esta felicidad sea plena, los adultos que le rodean deben compartir con él esta felicidad. De nada sirve, sugerir a una familia que no duerma con su hijo, o que le quite el chupete, si la propia familia no cree que es capaz de conseguirlo, o nos crea un sentimiento grande de culpabilidad si el pequeño llora. Los niños tienen que llorar, tienen que sentir y vivir la frustración, pero para ello el adulto debe estar convencido de que hace lo mejor para el pequeño, y no porque el profesor o autor de turno se lo recomiende. Los padres tenemos que ser coherentes con la educación que damos a nuestros hijos, y aunque utilicemos métodos no del todo aceptados por la mayoría, si nosotros creemos que es lo que nos da tranquilidad y seguridad como padres, ese método, debe ser el que utilicemos. No quiero sugerir que no escuchemos a los profesionales, todo lo contrario, discutamos con ellos y justifiquemos nuestro método, obligando así al profesional a justificar el suyo, pues la puesta en común de diferentes puntos de vista, siempre nos lleva a una aproximación de verdad, pero nunca absoluta, pues las verdades absolutas no existen, al igual que no existe el manual de instrucciones de nuestros hijos, por eso no hay dos personas iguales en el mundo.

 

      Son muchas las familias que sufren cuando el pequeño no es capaz de dormir solo. Desde mi punto de vista, al igual que lo confirman prestigiosos pediatras que se dedican a estudiar la medicina desde un todo global que es nuestro cuerpo, si la familia no vive con angustia el que el pequeño se meta en su cama, o si por el contrario no soporta oirle llorar, debe buscar las estrategias que más se adapten a él. Cuando los profesionales ofrecemos soluciones que están alejadas de las intenciones y vivencias de las familias, estas soluciones no llegan a producir ningún fruto, pues desde el principio la familia no se creyó capaz e incluso se sienten frustrados como padres, por no ser capaces de hacer lo que según otros deben. La familia debe hacer una autoreflexiónsobre lo que puede estar pasando para que el pequeño no duerma toda la noche; puede que cene y se acueste enseguida, con lo cual mientras duerme está haciendo la digestión y eso le genera malestar. Puede que vea dibujos en televisión que son agresivos o que están por encima de su compresión y edad, lo que genera pesadillas, puede que tenga calor o frio. Estos parametros deben ser controlados y por tanto descartados, para así poder valorar si son miedos infantiles propios de la edad que en unos dias se superarán. No sirve de nada decir al niño, ante los miedos que no pasa nada, pues para él si pasa, ha tenido una pesadilla. Así mismo debemos ser coherentes, si nos asusta que le pasen cosas y le tratamos de proteger en todos los sentidos, el niño es inseguro y logicamente no tiene fuerzas para superar solo esos miedos. En este punto es importante leer el cuento de LA CEBRA CAMILA, muy útil para padres demasiado protectores.

 

En definitiva, creo que no debemos infravalorar los modelos educativos de la familia, salvo en casos extremos que así lo requieran, la mayoría de las veces los padres tienen claro lo que deben hacer, y desde luego si nos piden ayuda como profesionales, es fundamental escucharles para poder entender, cuales son sus valores, cual es su modelo, cuales son sus miedos, y con todos estos datos poder ofrecer algunas pautas profesionales para facilitarles su labor. Desde luego nunca seré partidaria de ofrecer pautas cerradas, o exigir que realicen determinado modelo. La familia es el primer entorno educativo y de socialización del niño, por este motivo, debemos evitar culpabilizarles o crearles inseguridades, pues todos los modelos son validos para conseguir el objetivo, QUE EL PEQUEÑO SEA FELIZ Y POR ENDE LA FAMILIA LO SEA.

 

Llegados a este punto, recomiendo a las familias leer libros y revistas  de educación, pero siempre, como ayuda , y desde luego con lectura critica sobre lo que nos recomiendan, pues como decía al principio es fundamental que el modelo a seguir sea acorde con nuestra historia y valores educativos más profundos. Para ello sobra con estar de acuerdo como pareja.

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