EMOCIONES EN EL AULA

21.04.2012 17:12

El miedo a la separación es la primera emoción que surge en las aulas. Saber entender y sobre todo actuar adecuadamente, ofrecerá la seguridad emocional necesaria, para poder comenzar a realizar aprendizajes con total autonomía. No sirve de mucho dejar llorar a un pequeño durante el periodo de adaptación, sabemos que van a llorar y deben llorar, pues es su forma de decir que no les gusta la situación. Pero en este momento el contacto, siempre que se permita, físico, acariciando, consolando y sobre todo poniendo nombre a sus emociones e inseguridades, les ofrece la posibilidad de confiar en nosotr@s. Si por el contrario, se les deja llorar y se les dice aquello de no pasa nada, el pequeño genera más ansiedad y claro que dejará de llorar, pero será por resignación o cansancio, no porque haya conseguido adaptarse, y si esto ocurre, en breve tendrá consecuencias, pues al no ofrecer la adecuada conalización de estas emociones, el pequeñ@ reaccionará defendiéndose con otras herramientas, agresiones, timidez, asustadizo, poco participativo,... y un largo etc...

 

 

 

 

 

Un recurso que utilizo mucho en mi aula, es permitir a los pequeños que se quiten los zapatos, para ello, siempre dispongo de una zona donde se colocan ordenados, para de esta forma poder trabajar, autonomía, colocamos por pares los zapatos (hacemos matemáticas), ayuda a los demás, y así consigo sentir nuevas sensaciones con mis pies, y descubrir las posibilidades que esta zona del cuerpo me puede ofrecer.

 

                   

 La implicación en el juego del pequeño, sin invadir el mimo, hace posible que surja la complicidad necesaria, entre niñ@ y adulto. Para ello es imprescindible pedir permiso para participar en su juego, y sobre todo ser capaz de entender, sin palabras que enturbien, sus deseos y espectativas con respecto al adulto dentro de su juego

 

 

 

 

 

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