Son muchos los autores que ofrecen algunas pautas para poder detectar a temprana edad un TDAH, estas pautas deben ofrecernos la posibilidad de estar más pendientes como padres o profesionales, en el desarrollo evolutivo y avances de estos pequeños, y en ningún  caso como pautas certeras para poder oferecer un diagnóstico, pues deben ser los profesionales los que nos confirmen el mismo, el diagnóstico se basa en varias pruebas y test, así como en el diagnóstico multidisciplinar de profesionales educativos, psicólogo, psicopedagogos, profesionales y neuropsicólogos.

De 0 a 2 años;

   Encontramos niños con una excesiva irritabilidad ante los estímulos ambientales. Pueden presentar así mismo dificultades para adaptarse a los ciclos biológicos de sueño/vigilia, en general sus cuidadores les describen como niños difíciles de criar e irritables.

De 2 a 3 años;

     Durante este periodo los niños experimentan una mejora de sus habilidades motoras a nivel de coordinación, equilibrio, resistencia física, etc. Esta actividad puede ser excesiva, sin un patrón específico de exploración del entorno, sino más bien un moverse por moverse. No perciben el peligro y no parecen entender los límites y normas que se les ponen, intentando en todo momento probar al límite las normas.

 De 4 a 5 años;

     En esta etapa se inicia un proceso de integración social con los iguales, regida por un sistema de normas. En estos niños comienzan a aparecer las dificultades, no respetan normas, cambian de actividad constantemente, son impulsivos sin esperar para responder, tienen dificultad para aprender las consecuencias de sus actos, así como de los premios y castigos.

De 6 años en adelante;

     Aunque suele disminuir su actividad motora, son cada vez más evidentes muchos problemas de aprendizaje. El déficit de atención sumado a sus problemas de relación social, hacen que les surjan dificultades en sus actividades de la vida escolar y cotidiana, así como una baja autoestima.

Adolescencia;

     Disminuye la hiperactividad y lo motórico, pero no así la impulsividad. Tienen dificultades de ajuste social, con una inadecuada autoimagen, produciendose un retraimiento hacia adentro, con tendencia a la depresión y el aislamiento social, o por el contrario una gran rabia hacia el entorno.

Desde temprana edad las actuaciones son más fructiferas para ellos, pues aprenden estrategias a temprana edad que les ayudan a minimizar las dificultades que van surgiendo con la edad. A edad adulta, estas dificultades en ocasiones pasan desapercibidas, pues el cerebro hace uso de diferentes vías resolutivas que disminuyen estas dificultades.

   A continuación os dejo un enlace muy interesante, donde se recoge un libro con el desarrollo de lo que entendemos por dificultades de aprendizaje, sus tipos y algunas orientaciones. No olvidemos que no todas las dificultades tienen que ser retrasos graves, existen multitud de alumnos en nuestras aulas con un rendimiento lento,  y cuya única solución muchas veces es que ya madurará, a lo que tenemos que decir que no. A veces no se madura y con pequeñas ayudas cuanto antes mejor, podemos resolver esas dificultades que en su mayoría son a nivel sensorial y por tanto la información no se revcibe de forma adecuada y el cerebro no puede realiar la resolución de tareas de forma adecuada y rápida.

1162897391155_dia_i.pdf (1,6 MB)

Entre las nuevas corrientes pedagógicas, hay una de ellas que destaca por la busqueda activa de adecuarse a los cambios e implicación que surgen en nuestra sociedad. Nuestra sociedad actual, pide cada vez más participar y poder opinar, contribuyendo de esta forma a unos cambios en muchos casos favorables. LAS COMUNIDADES DE APRENDIZAJE buscan la implicación de todo el ámbito social en el que se encuentran involucradas. No se trata solo de la participación de los padres, las familias, se trata de implicar a toda la comunidad. Cierto es que no se trata de permitir que los padres diseñen el curriculo, pero cuando se permite la participación, aparecen una serie de intereses sociales, que engrandecen el curriculo oficial y que a su vez lo enriquecen. En estos momentos en los que los recursos, no tienen su mejor momento, la colaboración y apertura a la comunidad en la que se enclava el centro, permite realizar una muy adecuada profundización en algunos aprendizajes, que forman parte del interés de la comunidad y por ende de los intereses de los pequeños.

Para poder entender mejor d elo que hablamos, recomiendo la lectura del libro ENTRAMADOS, la experiencia de una comunidad de aprendizaje, de la editorial GRAO, de Meritxell Bonás, Lidia Esteban, Dora Garmendia y otros.

 El paso al colegio es algo que a todos los padres nos suele costar mucho.

Las familias cuando llegan al colegio se quejan de la relación tan fria que se mantiene. Cuando las familias llegan al colegio, lo primero que se encuentran es un muro, a veces real y otras ficticio, que el colegio levanta delante de las familias, con objeto de marcar tu aquí y yo aquí. Se muestran muy interesados en dejar claro cual es el lugar de cada miembro, en definitiva marcan su superioridad, su plena sabiduría, su pedestal. Las familias a veces deben ser educadas en su papel correcto, dentro del centro educativo, pero , a veces, otras muchas familias, tienen muy claro que la educación es una labor conjunta, de maestros y padres, de plena colaboración y participación. ¿Qué ocurre cuando levanta el centro estos muros?, diciendo "no puedes entrar, los niños entran solos", pues que las familias hacen caso a esa norma, la aceptan con resignación y cuando es necesario que colaboren aportando material, por ejemplo, no  se encuentran con motivación para participar y colaborar. Y es normal, desde luego si solo me llamas para cuando te interesa y cuando a mi me interesa, no me llamas, mejor que no lo hagas nunca, esta frase tan básica, sirve para todas las relaciones sociales, incluso la que se establece entre maestro y familia. 

     El centro no puede conformarse con esas pequeñas colaboraciones puntuales, las familias desean el dia a dia, una realación plena y verdadera que les permita sentirse acogidas de verdad, escuchadas, valoradas..... Nos cuesta mucho en los centros en general, permitir que los padres nos vean, es como si nos examinaran. Creo que los profesionales nos tenemos que abrir, abrirnos a las familias y sobre todo abrirnos a los compañeros, los niños y lo que yo hago en mi aula es cosa de todos, familias, compañeros... Cuando la escuela permite la entrada en el aula de las familias, cuando se les pide que se impliquen de veras, éstas lo hacen y lo hacen siempre al 100% sin pedir nada a cambio, todo lo contrario, además los profesionales ganamos más confianza de ellos en nosotros, incluso intentan llevar a cabo las pautas que les ofrecemos. Esta reflexión está fundamentada evolutivamente y sobre todo por la teoría psicosocial, de la que tanto hablamos ahora en las aulas. Son muchas las formas de participar con las familias, para ello es fundamental crear espacios para ellas. Cuando el profesional dedica un minuto de su tiempo a comentar en un panel lo acontecido en el aula, cuando les informamos de lo que se está trabajando en el aula, cuando somos capaces de buscar tiempos para poder transmitirles información, o para poder realizar tutorias, estamos faciliitando esta relación.

Las familias tienen hoy en dia una amplia oferta educaciva, por este motivo, los profesionales, debemos de considerar muy importante la información que les ofrecemos y la imagen que reciben de nosotros en las jornadas de puertas abiertas o en esas primeras reuniones informativas. Es importante cuidar la estética del centro, pero sobre todo es muy importante la forma de dirigirnos a ellos, como les contamos nuestro trabajo, la importancia que damos a determinados aspectos educativos y no educativos, y sobre todo la confianza que seamos capaces de transmitir en estos primeros momentos. Es en este pun to donde la asertividad del educador juego un papel importante, si en este primer contacto, somos capaces de ponernos en su lugar, de entender sus miedos, de calmar esa ansiedad que le produce a la familia el nuevo paso, las familias se relajarán y comenzarán a entender nuestra labor, a confiar algo en nosotros y por tanto, comenzaremos una relación que con el tiempo será más estrecha. Cuidar a las familias es algo básico, nuestros programas son muy importantes para ellas, pero a veces un programa puede hecharse a perder por una mala actitud del centro o un comentario fuera de lugar, todo debe ser muy cuidado y desde luego es básico explicar de forma clara y cercana nuestro centro y nuestro proyecto.

      Cuando la familia se siente participe, cree en nuestro trabajo, nos valora y sobre todo nos apoya, es interesante y adecuado el decreto reciente sobre la autoridad del maestro, pero en las edades en las que nos movemos, creo que con una estrecha relación con la familia y mostrando una adecuada asertividad y empatia con ellas, no es necesario tener presente este decreto.

    En mis años de experiencia e podido disfrutar de los padres dentro del aula, unas veces como protagonistas contando su profesión, y sobre todo la mejor experiencia y de la que más grato recuerdo tengo, fue cuando organicé con mi compañera de nivel, talleres dentro del aula con las familias. Elegimos un día, para que nos realizaran unas cajas grandes que utilizaríamos de construcciones. Los padres realizaron su trabajo, hacer las cajas, pero además observaron como se comportaban sus hijos y el resto, entendieron lo importante que es saber escucharles, como algunos se sienten inseguros, como es posible realizar cosas junto a ellos y con ellos, y sobre todo mientras que realizaban las construcciones, mantenían conversaciones sobre sus dudas, dificultades en la crianza. Entre ellas se ofrecían consejos, muchos de ellos muy adecuados, y luego esperaban la respuesta nuestra como profesionales. En otros momentos les pedimos ayuda para poder realizar talleres de agua, por falta de medios, necesitabos ayuda para poder controlar el taller y para luego poder cambiar a los pequeños, pues los realizabamos dentro del aula en invierno, motivo por el cual, tras el taller teníamos que organizar el cambio completo de ropa de todos los pequeños. Con estos talleres en los que trabajabamos codo con codo, solo teníamos que explicarles cual era su papel. Las familias en todo momento nos comentaban su actuación, y desde luego aprendieron a reconocer nuestro trabajo y a entender la importancia de algunas actividades que si no se viven no se entienden. Con respecto a este tema, remito a leer el libro, LA INTELIGENCIA SE CONSTRUYE USÁNDOLA, basado en las experiencias de Reggio Emilia. La relación con las familias debe ser cuidada, valorada y sobre todo programada. Pero antes debemos estar convencidos de nuestra humildad como profesionales, tenemos que valorarnos más, cuando un maestro está convencido de su método, no le importa compartirlo, criticarlo, comentarlo y mejorarlo con los otros, incluso con las familias, pues ellas nos tienen mucho que enseñar. Por eso, hago uso de esta página para agradecer a todas y cada una de las familias que en estos 10 años han pasado por mis aulas, por su dedicación e implicación, pero sobre todo por todo lo que me han enseñado, gracias a ellas, perdí un dia el miedo y comencé a programar todos los cursos entradas en el aula y trabajo en talleres con ellas, durante las horas escolares. GRACIAS A TOD@S mis padres y madres, abuelos y abuelas...

El juego en educación infantil es la herramienta natural, con la que cuentan l@s pequeñ@s, para poder asimilar los nuevos aprendizajes. Por este motivo, debemos conocer cual es la evolución en el niño del juego, para así poder conocer susu interes y poder ofrecer actividades de juego relacionadas con sus interes. Debemos dotar al juego el valor educativo que tiene, pues gracias a él, el pequeñ@ es capaz de plantearse nuevos retos y generar la adquisición de nuevas destrezas cognitivas que realmente sean significativas para él.

Presentación_juego.ppt (2,8 MB)